Virtual Desk se une a DIH.bio, el Centro de Innovación Digital Focalizado en la Salud
Virtual Desk se une a DIH.bio, el Centro de Innovación Digital Focalizado en la Salud
DIH·bio (Digital Health & Biosciences) es un consorcio público-privado que impulsa áreas estratégicas para el país de gran capacidad transformadora e impacto en la vida de las personas, como son la biotecnología, las ciencias de la vida y las tecnologías digitales. Está coordinado y promovido por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), cuenta con el apoyo estratégico de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, y reúne a un total de 36 entidades que representan a los actores claves en el proceso de implementación de las tecnologías habilitadoras de la transformación digital: Centros de Investigación, Universidad, Grandes Empresas, PYMEs, Hospitales, administraciones locales y regionales, asociaciones de empresas, Cámara de Comercio, Parque Científico, inversores y consultoras.
La misión de DIH·bio es ayudar a las empresas y a las organizaciones del sector público en su transformación digital para que desarrollen y adopten soluciones innovadoras con gran impacto en el sector de la salud. Opera como una ventanilla única que ofrece a las empresas, en particular a las PYMEs y administraciones públicas, diferentes tipos de servicios destinados al desarrollo y aplicación de las tecnologías digitales.
DIH·bio apuesta por ser un referente en el desarrollo y aplicación de las nuevas tecnologías digitales en el sector de la salud poniendo una especial atención en la biotecnología, cuyo desarrollo representa un importante vector de innovación al mejorar los métodos de prevención, diagnóstico y tratamiento de numerosas enfermedades.
Virtual Desk forma parte de dicho consorcio al considerar que la colaboración mutua puede contribuir especialmente a la mejora de la digitalización del sector salud en la Comunidad de Madrid y que dicha mejora se podría aplicar a nivel de España y Europa mediante la conexión con otros Centros de Innovación Digital.
El conocimiento que acumulan los socios de DIH·bio en la utilización de la Inteligencia Artificial junto con la Ciencia de los Datos así como otras tecnologías digitales, permite al Hub abordar nuevos caminos que conllevan cambios drásticos en los actuales paradigmas de desarrollo y la prestación de servicios en el área de la salud. Adicionalmente, DIH·bio dispone de capacidades en áreas disruptivas como la nanotecnología aplicada al ámbito sanitario y en el tratamiento de enfermedades a través de la alimentación.
DIH·bio está diseñado en consonancia con el Programa Europa Digital (DEP) de la Comisión Europea, por lo que forma parte del catálogo actual de Digital Innovation Hubs y es uno de los candidatos para formar parte de la futura red de “European Digital Innovation Hubs”.
Por otro lado, destaca el posicionamiento de DIH·bio para el desarrollo de proyectos de colaboración público-privada, que le permite optar a los PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica). En este sentido ha elaborado una Manifestación de Interés para la aplicación de la Inteligencia Artificial al área de la salud.
El reto ético de la Inteligencia Artificial
El reto de la inteligencia artificial
La Inteligencia Artificial se posiciona como tendencia tecnológica global líder para el desarrollo de soluciones en la actualidad y para el futuro, . Aunque los orígenes de la inteligencia artificial se remontan a más de 60 años y ésta lleva años implantada en muchos sistemas y ayudando a muchas organizaciones a ofrecer mejores servicios y una atención al cliente cada vez más perfeccionada, los avances en esta materia en los últimos años son cada vez mayores, apoyada en las capacidades de computación en la nube y a tecnologías basadas en el paradigma del Big Data.
Pero, a diferencia de lo que puede ocurrir con otros avances tecnológicos, la Inteligencia Artificial puede traer consigo algunos problemas de origen ético, ya que no dejan de ser sistemas que tratan de imitar el comportamiento humano y que son programadas por personas.
En este sentido, se han planteado algunas dudas sobre si un alto porcentaje de sistemas de Inteligencia Artificial ha sido programado por personas con un background muy similar. Esto es, programadores que han tenido una formación y tienen una cultura del mismo estilo, con unos gustos, preferencias y estereotipos parecidos.
En determinados ámbitos, como el de la seguridad, el de la salud o el de los servicios sociales, esto podría llevar a la Inteligencia Artificial a tomar decisiones bajo criterios parciales, que pueden derivar en situaciones tan injustas como discriminatorias por características tales como la raza, el sexo o la religión.
Estamos hablando de tecnologías y ámbitos funcionales tan variados como cámaras de vigilancia, sistemas de identificación facial, coches sin conductor, o programas del género de Deep fake, cuyos retos éticos son tan altos como peligrosos los riesgos si no se llevan a cabo de un modo objetivo, equitativo y decente.
Esto es aún más delicado cuando se entiende que muchos de los sistemas de Inteligencia Artificial van a implantarse en localizaciones alejadas de donde han sido programados. Esto quiere decir que, en multitud de casos, las decisiones tomadas por la Inteligencia Artificial pueden chocar con la realidad que se vive, en términos culturales, en el lugar donde está ejerciendo.
¿Qué se puede hacer para superar los retos éticos de la Inteligencia Artificial?
Principalmente, hay dos vías por las que se puede ir avanzando para que estos retos éticos de la Inteligencia Artificial. La primera es la búsqueda de una mayor colaboración y de una mayor diversidad en los procesos de desarrollo de estas inteligencias artificiales.
Es un reto grande, pero se debería aspirar a una especie de consenso internacional que pudiera dictaminar unas normas básicas pero estrictas para delimitar algunos de los aspectos más cruciales que pueden afectar al comportamiento de una Inteligencia Artificial.
Por otro lado, desde el punto de vista de los usuarios, también conviene educar y concienciar en un uso responsable de la información disponible en internet y de los sistemas que cada vez se encuentran más implantados en nuestro día a día.
Pero, sobre todo, hay que tener en cuenta que los sistemas de inteligencia artificial tienen métodos de aprendizaje a partir de nuestros comportamientos y nuestras tendencias como usuarios.
En este sentido, el reto también se establecerá a la hora de delimitar hasta dónde puede llegar la libertad de expresión, en el caso de que esta pueda entrar en conflicto con lo que se pueden considerar conductas éticas.
A partir de aquí, habrá que añadir aspectos como la transparencia, la inclusividad y la alineación, para que todas las partes sepan cómo actuar, cómo actúan los demás y en qué marco jurídico pueden actuar y sentirse protegidos.
En Virtual Desk apostamos siempre por la creación e implantación de sistemas informáticos, de soluciones basadas en tecnologías disruptivas entre los que se incluye la Inteligencia Artificial, con vistas a un bien común y a una mejora en la atención al cliente y la experiencia de los usuarios. Por este motivo, consideramos que un desarrollo de la Inteligencia Artificial bajo un modelo ético es el camino a seguir, y trataremos de alcanzar la excelencia en este sentido, a partir de las normas que se vayan indicando desde las instituciones competentes.